No eres mala mamá porque no lactaste a tu bebé,
Tampoco porque lloraste de coraje o derramaste lágrimas de frustración.
No eres mala mamá porque batallaste contra la depresión postparto;
Porque te escondiste en el baño en busca de tranquilidad.
No eres mala mamá porque trabajas fuera de casa,
Ni porque el trabajo muchas veces es un descanso.
No eres mala mamá porque en demasiadas ocasiones evitas salir solo por evitarte el estrés;
Porque te pasa por la mente tu vida despreocupada antes de tener hijos.
No eres mala mamá porque optaste por pañales desechables,
Tampoco porque hoy cenaron Mac and Cheese de cajita.
No eres mala mamá porque alzaste tu voz,
Ni porque tu casa no está impecable y la ropa que lavaste lleva casi una semana sin doblar.
No eres mala, Mamá. Eres de carne y hueso. Nos agotamos, las energías a veces se esfuman, cometemos errores; pero crecemos junto a ellos, abrazados a nuestros peques.
Tranquila, Mamá. No somos super héroes, pero al final, lo que recordarán es cuanto los amas y como siempre fueron tu motor.
Abrazos. No eres mala, Mamá.

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