lunes, 3 de junio de 2019

Ni más, ni menos

Hace unos días cometí el error que siempre traté a toda costa de evitar: le compré un celular de juguete a Matteo en la tienda de A Dólar y no le compré uno a Valentina. Atroz.

El error no fue el celular. Me explico. Siempre me he esforzado por ser equitativa con mis hijos. Que
ninguno sienta que existe algún favoritismo con su hermano. Si traigo un libro de pintar para Valentina, traigo otro para Matteo y vice-versa. Ese día, mi mente por alguna razón se nubló.

Llevaba tiempo viendo como Matteo usaba los dos celulares de juguete de su hermana (sí, dos, gracias...) y cuando vi en la tienda este otro telefonito me dije "¡para Matteo! Para que no coja el de Vale", pensando "Vale ya tiene" y encima le había regalado un reloj de Minnie Mouse justo el día anterior.

Tonta. Fui tonta. Lloró ella y lloré yo. Con sentimiento y lágrimas gruesas. Estando ya en casa, discretamente fui a darle a Matteo su celular nuevo. Vale escuchó, vino corriendo a ver y cuando le dije que era para su baby brother, comenzó a llorar con una tristeza enorme, como si le hubiese destrozado el corazón. Al ver su reacción, MI corazón se quebró, más porque no lograba consolarla. Demás está decir que me metí veinte bofetás mentales por mi metida de pata garrafal.


Al largo rato se le pasó, ayudó que Matteo abandonó su nueva adquisición después de un rato y ella pudo usarlo sin problemas; pero a mi no se me ha olvidado lo triste que la hice sentir.

No se trata de estar pendientes a comprales "cosas, muchas cosas". Mucho menos, sucumbir a cada tantrum porque quieren esto o lo otro. No, no es lo material. Sino de que si hay un detallito para uno, que también lo haya para el otro, de acuerdo a su edad. Iguales. Ni más, ni menos. Esto se extiende, con mayor importancia, a las felicitaciones, al amor, gestos de cariño, etc.


Ni más, ni menos.

Todavía veo en mi mente los ojos repletos de lágrimas de mi princesa y sé que jamás olvidaré esto. Los niños aun no entienden de razón, solo que te acordaste de su hermano, pero no de ella.

Quedan advertidos, para que no terminen llorando como yo.

¿Te ha pasado? ¿Cómo lo manejaste? ¡Deja tu comentario! ¡Aprendamos juntos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario