Sí. Lo sé. Un poco crudo el título. Perdonen si hiero sensibilidades pero es mi realidad. La vida de una mami, o de un papi, no es nada fácil y los niños no vienen con un manual de instrucciones ni con un botón de apagado.
Hasta hace poco, mi pareja y yo nos dividíamos el cuidado de nuestra peque, pero él ha tenido que envolverse en gestiones de última hora y me ha tocado a mí ser "Súper Mamá"...
(aplausos de pies a todas las mamás solteras allá afuera, ¡son de admirar!)
...y a Baby Vale le cogió un catarro de siete pares. Mi nivel de estrés se disparó y andaba en automático...hasta que una mañana fui a levantar a mi nena de su cunita para cambiarla de ropa, llevarla al Day Care y arrancar para mi trabajo; y me embarró el antebrazo de popó. EMBARRÓ. En mayúsculas.
Rápidamente lidié con el asunto y fue en ese momento que pensé:
"Definitivamente, ¡soy mamá!"
Soy mamá, aunque mi pequeña grite, llore, patalee, me tire buches en la ropa, me babee, me muerda y me cague. En salud y enfermedad.
Soy mamá, y me tocan también las miradas dulces, las carcajadas, los apapuchos y las sonrisas.
Soy mamá...¡y es algo maravilloso!
No importa la vida "caótica" de una mami, especialmente las primerizas que andamos aprendiendo a cantazos, no hay más grande bendición que nuestros chiquillos.
Y nuestra vida de madres no anda sin momentos jocosos y divertidos, cómo lo ilustra en sus cómics, Line Severinsen, animadora y caricaturista de Noruega, mamá de dos peques.
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| Umjum...no somos las mismas después de tener un bebé... |
¿¡Te identificas!? ¡Échale un vistazo a las ilustraciones!
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